Abril 14 de 2021.
Hay deudas económicas y deudas emocionales. Las dos con los mismos efectos: nos encadenan energéticamente. En toda deuda emocional le cedes tu energía vital a la persona a la que le cobras la deuda. Tienes pesadillas, fantaseas reclamándole, gastas horas del día suponiendo escenarios. Aparece esa necesidad de rastrear sus redes sociales y su vida.
¿Lo sientes?
Pones todo tu ser (cuerpo, mente y espíritu) al servicio del deseo a veces obsesivo de que esa persona te pague lo que te debe. Si no lo sientes tan claro, tu cuerpo sí. Estás rígida, irritable, tienes rabia e insomnio. También lo perciben tus emociones y tus pensamientos. Es tanta tu atención en la deuda, que la fatiga emocional no te deja centrarte en tus proyectos, ni desarrollar planes o volver a sueños personales.
En estas deudas acumulas rabia hacia esa persona (o personas) y el efecto secundario es que encarcelas tu corazón a veces por años en esa sola historia. Así no hay forma de manifestar amor, dinero, creatividad. Te desperdicias y te sientes incompleta y crees que lo único que te volvería a completar es recibir un pago por tus emociones golpeadas y tu tiempo perdido.
Pasa, por ejemplo, con ex-parejas que no se pueden soltar. En esa necesidad de sentirte completa tu creencia interna es «si te dejo ir tú ganas y yo pierdo». Claramente, también tú pierdes la energía creativa del amor, porque queda suspendida en el limbo de esa historia sin norte y sin propósito.
Sorprende ver cómo el flujo de la abundancia de la vida cambia el día que le dices a la otra persona desde tu corazón: “NO ME DEBES NADA» (sean tus padres, tu ex-pareja, tu ex-jefe, o familiares). Tus proyectos se activan porque tienes tiempo y fuerza para atenderlos. Reconoces mejores parejas porque dejas de mirar al que te debe. Empiezas a ser tú propio padre y tu propia madre.
Para que tus procesos de soltar no dependan de la decisión del otro motívate mirando todo lo que tienes detenido en tu vida por esperar ese pago: amigos, relaciones, otro trabajo, proyectos, viajes. Míralos, recupéralos y avanza hacia ellos por ti y solo por ti.
Incluso si ese otro quiere reparar algún daño, que tu acto de soltar nazca desde ti. De esta forma, recibirás tu reparación desde la abundancia y no desde la revancha.

¿Para qué soltar una historia?
- Para que la rabia acumulada no nos limite a crear.
- Para manifestar prosperidad.
- Para volver a nuestra sensación de completud.
- Para que nuestra energía y atención prestadas vuelvan en forma de grandeza, amor sano, salud, riqueza emocional y financiera.
Cada año trabajamos el encuentro «Soltar y Transformar» en los círculos de mujeres. https://www.eventbrite.com/e/circulo-de-merecimiento-en-espanol-tickets-64703430703?aff=erelexpmlt
Diana Carolina González-Sánchez
Arte: Tomada de internet.