Todas las mujeres crecemos con límites de merecimiento. Estas son voces inconscientes que pueden convertirse en autosabotajes al momento de emprender la historia que queremos vivir.
Los límites del merecimiento son diálogos mentales como: “Yo no merezco una vida de riqueza», «yo no nací para tener una buena pareja», «a mi me tocó una vida más dura», Soy exitosa o soy amada», «nunca tengo salud», «si soy auténtica pierdo«, «si elijo mi felicidad soy desleal a los que amo»,«si me pongo en primer lugar me dejarán de amar», etc.
Estas voces, suelen esconder una herida. Tienen que ver con momentos en los que no tuvimos los recursos para comprender las decisiones de los adultos o lo que nos producía dolor.
Si las causas de estos límites no son miradas tropezamos con puntos ciegos. La herida se convierte en límite, conflicto, saboteo, repetición, dilación de nuestros propósitos.
Los límites de merecimiento se expresan a través de:
- Pánico a la escases
- No sentirse suficiente
- Miedo al fracaso
- Vergüenza por el cuerpo
- Autosaboteo
- Rechazo a la prosperidad
- Desconexión con el gozo
- Lucha por la perfección
- Sentimiento de culpa
- Problemas con el amor propio
- Desconexión con la intuición.
- Rechazo por lo masculino o lo femenino
Aparecen en los momentos que deseamos «pegar un salto importante» y pueden detenernos en momentos claves como:
1. Querer cambiar la forma de elegir.
2. Transitar un cambio en la historia. (Nido vacío, ganas de buscar independencia, alejarte de historias familiares, sanar un síntoma).
3. Querer emprender.
4. Querer cambiar de trabajo.
5. Querer cumplir un sueño aplazado.
Tarde o temprano la mujer pone en perspectiva la vida que ha elegido. Bien sea, porque estos límites mandan más señales de las habituales o porque estamos dispuestas a verlos. De cualquier modo, nos cansamos de repetir la misma historia.
Es aquí, en donde tenemos la importante decisión de prolongar el sufrimiento o de TRANSFORMAR la historia personal.
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