La esencia

Abril 2 de 2019. Esos niños del grafiti aún respiran su esencia. Ellos me preguntan ¿cómo te quieres sentir cuando seas grande? Los veo mirar al cielo. Tienen la emoción hondísima de las motivaciones que traíamos antes de nacer.

Siento que la pregunta ya no es, “qué quieres ser cuando seas grande”, sino «cómo te quieres sentir». Cómo está tu cuerpo, tu espíritu, tus emociones. El «qué» es un paradigma que aprisiona la esencia.

La primera gran pregunta de la niñez tendría que resonar menos con el deber ser, para que la esencia respire ante las creencias y patrones limitantes en la adultez.

Si en la visualización de nuestros planes nos enfocamos más en la emoción y menos en el fin, podríamos anclar fácilmente los dones y talentos en el mundo. Creo que perderíamos el pánico a usar nuestra voz más transparente en las elecciones de pareja.

La pregunta “qué quieres ser cuando seas grande” nos obliga a correr desesperados detrás del ideal. Y la vida es proceso. Es lenta. Nosotros somos los que vamos rápido. Para la esencia, “ser alguien en la vida”, es despertar. No significa dinero, ni éxito, ni títulos.

El problema con esta pregunta es su desconexión con la esencia. En la exigencia por sobrevivir, nos obligamos a buscar afuera amor, propósito y balance. Y eso, no se busca. A eso se vuelve.

Nos desfragmentamos. “¿Qué será de mi vida?” “¿Quién estará conmigo? -nos vamos diciendo en silencio mientras crecemos-. La esencia entra en conflicto. Le cuesta manifestarse en un contexto de crianza que irrumpe en nuestros sueños para condicionarnos a tomar “ciertas” elecciones y otras no.

Al desfragmentarnos de la esencia, aparece la expectativa, una palabra que antes de la pregunta qué quieres ser cuando seas grande, nunca existió.

Despertar la esencia

La esencia siempre está despierta. Nosotros somos los distraídos. Las pantallas, las máscaras, “el antes y después”, son tierra árida para la esencia. Allí no germina. No es su naturaleza.

La esencia es amor propio, contemplación, imperfección, ensoñación, proceso, creatividad, gozo, intuición, libertad, transparencia, error, conexión con algo más grande, vitalidad, sentido. Lo que nos hace únicos.

Para acercanos a estos estados, la esencia necesita que le demos lugar a las cárceles del “qué quieres ser”. Visibilizar nuestra tristeza y rabia no expresadas mientras la esencia se nos escapaba de niños. Esos días que tuvimos que ser y hacer lo que no nos resultaba natural.

A la esencia le interesa que recordemos quiénes éramos antes de aprender a sobrevivir. Así, elegiremos oficios que fluyan sin desgastarnos. Personas que saquen lo mejor y no lo peor de nosotros en el amor y el trabajo. Que nos reten a salirnos de nuestra zona cómoda.

Volver a la esencia es salir del closet de las estructuras, del intelecto excesivo, de los prejuicios, de las relaciones de poder en el amor.

Siempre fui muy preguntona y por eso creo que me resuena el coaching. Algo que pregunto en mis sesiones para desempolvar la esencia es, ¿quiénes éramos antes de aprender a mentir por agradar al otro?

Te propongo un ejercicio para re-conocerte en tu esencia:

Intenta ser un niño de ese grafiti. Deja de lado tus “qués”. Vete a un parque. Deslimita al adulto de la oficina y las 4 paredes. Tira el cuerpo en el pasto. Pregúntate:

1.¿Quién era yo antes de empezar a mentir para ser amado?

2.¿Cómo me quiero sentir en mi siguiente historia?

Sin juicios, toma lo primero que llegue y abre el oído de tu intuición. Comenzará a aparecer más información en conversaciones, en lecturas, en imágenes.

«…Me movía todo el tiempo…disfrutaba hacer experimentos…me sentía incómodo con ciertos temas, que a la vez me atraían…decía lo que sentía…era muy segura al decir «no»…en mi soledad era poderosa. Esas son pistas de la esencia.

La esencia, podrá aparecer en un espejo que refleja un miedo. En algo que no nos atrevemos a compartir. En la asfixia de un trabajo que no nos gusta. En lo que sabemos hacer naturalmente. En «ese» sueño «demasiado» grande. Por medio de algo o alguien que nos corre de la zona de confort…

Sé valiente. Saca del closet a tu esencia. Ponle nombre a esos dones, cualidades, elecciones. deseos, motivaciones. Pinta esa información que te llega. No lo guardes. Compártelo con otra persona. Experimenta qué pasa.

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…Cambiemos las preguntas hacia los niños en su despertar al mundo. No les robemos tan pronto sus seres ilimitados.

Diana Carolina González-Sánchez


Arte por: Icy and Sot. Graffiti NY.

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