Sororidad

Diciembre 19 de 2019.

Hay un poder curativo en darnos cumplidos entre mujeres.
De eso también se trata el empoderamiento.
Porque somos tribu y las tribus se cuidan entre ellas.
Si le haces zancadilla a una, le cierras la puerta a todas.
Si festejas el triunfo de una, celebras el triunfo de todas.
Así que, FELICITA, ELEVA, ANIMA no te guardes para después un buen cumplido.
El después no existe y nunca se sabe si esa frase inesperada era la señal que la otra estaba esperando.
Entra en la gimnasia de decir las cosas en su momento a otra mujer. Sobre todo, las bonitas. Regala un cumplido sin pensar que nunca te va a tocar.
Las palabras bonitas no se acaban.  Si te preguntas ¿cuándo me tocará a mí?” Regresa al principio de lo ilimitado en donde todas somos un sol con brillo propio.
Regala un cumplido que sea un aplauso sin envidia.
Uno que no requiera otro de vuelta.
Regala un cumplido de esos que uno recibe y se dice para adentro – “alguien se dio cuenta del esfuerzo que entrego al mundo”-.
Regala un cumplido que anime a hacer una cadena de cumplidos.
Un cumplido franco. Difícil. Que te haga apretar los dientes. Me refiero a uno que te toque el ego. Y que por ahí de paso ablande tu armadura de mujer competitiva.
Seamos testigos del poder curativo de un cumplido honesto. Uno que devuelva el pedazo de confianza que se quedó en la escuela, en una relación difícil, en la maternidad abrumante, en la enfermedad temprana, en el proyecto que fracasó, o en el día a día de las empresas complejas.
Ojalá lo intentes hoy. Sé cursi. Que se caiga la imagen de empoderada. Llama, escribe, pregunta, abraza.
El cumplido entre mujeres: cura, fortalece, transforma.
Quízas tu cumplido esté sanando una historia.

Diana Carolina González-Sánchez

Arte: Trishna Singh.

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